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Sé que la mayoría de ustedes son buenos lectores. Es posible que hasta algunos hayan leído ya el libro de Bernardo Kliksberg, titulado “Más ética, más desarrollo”, del cual les envío un extracto como “abrebocas”, apenas para engancharlos con la lectura de todo el libro.

Perdónenme el atrevimiento, pues también sé que todos tenemos mucho para leer y trabajar; pero, si hoy me tomo la osadía de compartir con ustedes este fragmento, es porque lo considero suficientemente inspirador del año que apenas inicia y que tantos desafíos y oportunidades le depara a Costa Rica.

La Cámara de Industrias tuvo a bien enviárme la obra completa en el curso del pasado año. ¡Ojalá este fragmento los invite a acometer la tarea de leer todo el libro! Si así fuera enhorabuena.

Afectuosamente,

Alberto Salom Echeverría. Ver más

miércoles, 18 de febrero de 2009

yo no me arrugo

Alberto Salom Echeverría

Diputado

Mario Zamora es el Director General de Migración y Extranjería, valga decir funcionario público; en tal virtud sujeto de control político por parte de cualquier ciudadano, pero particularmente de los diputados, para quienes constituye una función irrenunciable. Don Mario no se aviene bien con este principio, ya que en un artículo reciente (Nación,10/02/09) me reprocha haber prestado mi “inmunidad parlamentaria para interponer desde ese fuero de protección legal una denuncia penal” en su contra.

Todos los funcionarios públicos, pero en especial aquellos más renuentes a tolerar que se ejerza contra ellos el control político, deben entender que precisamente la inmunidad parlamentaria se le otorgó al legislador para que pueda formular denuncias, aún cuando este no haya establecido completamente la veracidad de los hechos, todo con el objeto de contribuir a proteger el Estado de Derecho de uno de los flagelos que más lo vulnera: la corrupción. Basta con que el legislador tenga indicios consistentes sobre algo, para que esté moral y legalmente obligado a denunciar; lo anterior es así inclusive cuando la denuncia provenga de un anónimo o alguien solicite que se proteja su identidad.

Don Mario, en una pose que refleja poca humildad y renuencia a permitir el control político en su contra, pretende “exigirme” por una parte, que revele al informante (Nación, 02/02/09), ya que considera la denuncia “injuriosa, calumniosa y difamatoria”; y por otra, me ha pedido que renuncie yo a la inmunidad que me ampara como diputado de la República, para acusarme penalmente. Pregunto, ¿No es cierto acaso que la propia Contraloría en sus investigaciones, la Procuraduría de la Ética, la Fiscalía General, y seguramente hasta el mismo Mario Zamora en su calidad de Director de Migración y Extranjería, han obrado ocasionalmente de manera semejante? ¿O es que acaso se ha negado o se negaría el señor Zamora a darle trámite a una denuncia que juzgue procedente, ya sea por el hecho de que la persona le solicite mantenerse en el anonimato, o porque se la haya hecho llegar anónimamente? Como se ve el procedimiento que tanto cuestiona es completamente válido, desde el punto de vista legal y moral.

Para contribuir a que se establezca el criterio de veracidad sobre una denuncia, existen otros órganos del Estado, como la Fiscalía General de la República, dotados de las condiciones e instrumentos jurídicos apropiados, sin que sea completamente necesario para solicitar su intervención de parte del legislador, que el mismo tenga los hechos probados. Cabalmente, en la denuncia que trasladé al Ministerio Público contra la Dirección General de Migración así fue como actué; debería salir sobrando aclarar que ante mi requerimiento, fue el Ministerio Público, como corresponde y no yo, el que decidió allanar las oficinas de Migración.

Don Mario con su curioso proceder, pretende acallar ante la opinión pública lo que ya dije, que fue el Ministerio Público el que encontró que había mérito para allanar sus oficinas, y enseguida se lanza en una campaña contra mí, acusándome de que podría estar siendo “usado como testaferro de los más oscuros intereses”. (Nación,10/02/09) ¿Qué busca Mario Zamora con tan temeraria acusación? Soy un hombre público, mi modesta trayectoria es sin embargo ampliamente conocida por lo que esa ardid no le dará resultado. Pero, ¿qué pretende con ello? ¿Intimidarme acaso? Yo no miento, pero me puedo equivocar y en tal caso tengo la hidalguía y la hombría de bien para reconocerlo, pero no me arrugo ante las intimidaciones de nadie. Muchas de las denuncias que como diputado he presentado han surtido efecto y continuaré en ello hasta el último día de mi gestión. No soy como algunos diputados pro oficialistas, que todo lo ven bien y lo justifican de antemano, una especie de “vaquitas de portal” que le dicen a todo que sí.

Si contra Mario Zamora hay un “complot” de los más oscuros intereses, como él afirma, ¿por qué no lo había hecho saber oportunamente, para poner a la opinión pública en guardia, y no es sino hasta este momento en que es denunciado, que lo saca ante la vindicta pública con la energía que ha depositado en ello? En este caso he actuado con serenidad, parsimonia y discreción, con el único afán de saber la verdad. Ha sido él conjuntamente con la Cancillería, quienes se extralimitaron. Aprovecho la ocasión para reafirmar a la opinión pública interesada en sanear nuestro Estado que, en lo que a mí respecta, ni ahora ni nunca echaré para atrás en tal propósito.

1 comentario:

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