Bienvenid@

Sé que la mayoría de ustedes son buenos lectores. Es posible que hasta algunos hayan leído ya el libro de Bernardo Kliksberg, titulado “Más ética, más desarrollo”, del cual les envío un extracto como “abrebocas”, apenas para engancharlos con la lectura de todo el libro.

Perdónenme el atrevimiento, pues también sé que todos tenemos mucho para leer y trabajar; pero, si hoy me tomo la osadía de compartir con ustedes este fragmento, es porque lo considero suficientemente inspirador del año que apenas inicia y que tantos desafíos y oportunidades le depara a Costa Rica.

La Cámara de Industrias tuvo a bien enviárme la obra completa en el curso del pasado año. ¡Ojalá este fragmento los invite a acometer la tarea de leer todo el libro! Si así fuera enhorabuena.

Afectuosamente,

Alberto Salom Echeverría. Ver más

sábado, 3 de octubre de 2009

Rindiendo cuentas

El aparentemente fallido proyecto de ley acerca del Estado laico, desató una discusión, a ratos con sabor a “hoguera”, pues algunos la tiñeron de persecución politiquera contra quienes osamos pensar diferente a ellos. No me amaina, ni me amilana la persecución, ni la hoguera, solamente me permite constatar “el estado de situación”.
El proyecto de ley no es de mi factoría, pero sí lo firmé, porque comparto gran parte de este, por las razones que explicaré. Sin embargo, cuando uno firma un proyecto que no es suyo, es claro que está más dispuesto a introducirle enmiendas. Eso fue lo que hicimos los cuatro diputados del PAC que lo suscribimos a propósito de la propuesta del artículo 194 sobre el juramento; así fue como actuamos, en lugar de salir corriendo a quitar la firma con las primeras ventiscas, como hicieron estimables compañeros y compañeras diputadas de otras fracciones que también lo habían firmado. Nuestra enmienda consistió en mantener la proposición acerca del juramento en nombre de Dios, conforme se consigna en el artículo vigente, pero agregándole una coletilla que dijera: “Jura por Dios o por lo más sagrado de sus convicciones…”
Lo esencial. La coletilla no es accesoria, tiene que ver con la esencia de la cuestión, según lo entiendo. El Estado en realidad, como dice el teórico francés François Rangeon es, o al menos debe ser, el representante del interés general de la población; es decir, de lo diverso y plural, como es la sociedad costarricense.
El interés general implica y supone el respeto a las minorías, a todas y todos los ciudadanos pertenecientes al Estado y no solamente a una parte de ellos. En esta tesitura la teoría del interés general, se opone al interés particular, aunque esa particularidad fuera la mayoría. En tal virtud, no es de recibo el argumento según el cual hasta la (ultra) minoría ciudadana debería jurar en nombre de Dios, a fin de cumplirle a la Patria.
Culturalmente, se supone que se jura en el nombre de Dios, con el objeto de que los individuos se comprometan no solo ante la sociedad, lo que parecería desde cierta perspectiva insuficiente, sino ante el propio Dios. Hemos de suponer además que ello es así con el objeto de no fallarle a la Patria, una apuesta por cierto bien arriesgada, verdad…
Pero, de nuevo, ¿y los que no creen? La coletilla, sugerida por nosotros, contiene pues, en esencia el respeto profundo al otro y a la otra, aunque sea una minoría. ¿Habrá un principio más cristiano?
Con respecto al Estado confesional, artículo 75 de la Constitución, que proclama que la religión católica es la del Estado, la actual redacción retiene la vieja fórmula de fusión entre la Iglesia y el Estado; fórmula por cierto propia inclusive de los Estados totalitarios, como el Estado franquista, un Estado confesional; allí se menospreciaba el respeto por las minorías pertenecientes a otras confesiones religiosas, pero también se menospreciaba el respeto a la vida humana de todo el que fuera disidente de aquel Estado.
Retraso. En nuestro medio la discusión, si se le puede llamar así a las hogueras que algunos encendieron, va retrasada en relación con el debate europeo y mundial. En Italia, fue el propio sumo pontífice Benedicto XVl, quien proclamó la separación entre la Iglesia y el Estado, así como el respeto a la autonomía de cada cual, advirtiendo que ello constituye un signo de progreso de la humanidad.
Dijo más el Papa, al señalar que esta separación y autonomía supone para la Iglesia “una condición fundamental para su misma libertad y el cumplimiento de su misión universal de salvación entre todos los pueblos”. (véase, http://www.zenit.org/article-29526?l>spanish)
¿Por qué esto es así? Se preguntarán algunos, porque como también dijo el Pontífice, la Iglesia es perfectamente consciente de que forma parte de la estructura fundamental del cristianismo, la distinción entre lo que es del César y lo que es de Dios, entre el Estado y la Iglesia; es decir, en palabras de Benedicto XVl, lo que constituye la autonomía de las realidades temporales.
Los candidatos y las candidatas a diputados por el PLN han salido a la palestra a decir que rechazan el proyecto, por considerar que no es un tema prioritario, ni conveniente discutirlo al calor de la campaña electoral. Queda la duda de si están de acuerdo con el fondo del proyecto, o al menos con una parte de él, pero lo rechazan tan solo por el momento político. Juzgue, usted

No hay comentarios:

Publicar un comentario